Artículo publicado en Rebelión.org, y traducido del inglés por Sara Plaza
Por Maria Lucia Fattorelli
Grecia se enfrenta a un enorme problema de deuda y a una crisis humanitaria. La situación es ahora mucho peor que en 2010, cuando la Troika –el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE)– impuso su «plan de rescate», justificándolo en la necesidad de apoyar a Grecia. En realidad, dicho plan ha sido un completo desastre para Grecia, la cual no ha se beneficiado en absoluto de los acuerdos especiales de la deuda aplicados desde entonces.
De lo que casi nadie habla es de otro plan de rescate que también se desarrolló en 2010 y que ha sido todo un éxito, aunque no para Grecia, sino para la banca privada. Detrás de la crisis griega hay un gigantesco plan de rescate ilegal de los bancos privados. Y la manera en que ese plan está siendo ejecutado supone un riesgo inmenso para Europa.
Después de cinco años los bancos han conseguido todo lo que querían. Grecia, en cambio, se ha visto abocada a una verdadera tragedia: el país ha profundizado su p犀利士
roblema de deuda, ha perdido activos estatales a medida que se aceleraba el proceso de privatización, y ha visto cómo su economía se contraía drásticamente. Pero sobre todo, el rescate bancario ha tenido un inconmensurable coste social, representado en la vida de miles de personas desesperadas cuyos medios de vida y expectativas han sido destruidos por las severas medidas de austeridad aplicadas desde 2010. La sanidad, la educación, el trabajo, la asistencia, las pensiones, los salarios y todos los servicios sociales se han visto afectados peligrosamente.
La distribución de los Presupuestos Nacionales de Grecia muestra que los gastos de la deuda predominan sobre todos los demás gastos del Estado. De hecho, los préstamos, otras obligaciones de la deuda, los intereses y otros costes suponen el 56% de los Presupuestos: