Publicado por Sergi Cutillas originalmente en Sentit Critic
El 5 de julio, fue un día histórico. El pueblo griego votó No en el referéndum que consultaba sobre la aceptación del tercer plan de austeridad a cambio de mantener el país artificialmente solvente.
Grecia ha sufrido durante la última semana un cierre bancario provocado por el BCE que ha tenido a la población con el corazón encogido, y ha dejado de pagar al FMI unos 1.544 millones que vencían el martes 30 de Junio, cosa que no había hecho antes ningún país desarrollado. Además, durante la semana, los centros de poder europeos han hipotecado su credibilidad política participando en la campaña del referéndum de forma sucia para pedir el Sí, apelando al miedo y la amenaza. Un ejemplo ha sido el socialista alemán y presidente del parlamento europeo, Martin Schulz, quien afirmaba hace pocas horas que si salía el No, Grecia tendría que salir de la eurozona. Otros como Schäuble, el ministro de finanzas alemán, hace tiempo que dejan claro que el actual gobierno griego es una ‘herida infectada’ que se tiene que cortar.
«Los centros de poder europeos han hipotecado su credibilidad política participando en la campaña del referéndum de forma sucia para pedir el Sí»
A pesar de eso, el 61% de los votantes griegos han votado No, expresando que ya es suficiente. En este acto de coraje, los griegos demuestran que han entendido la realidad de las políticas de austeridad europeas de los últimos años: el objetivo de estas no es ayudar al pueblo griego, sino cometer el doble atentado de rescatar a la banca europea y, con el pretexto de que este rescate es ‘A Grecia’, privatizar el patrimonio estatal, desmontando el sistema del bienestar, y disminuir los derechos de trabajadores y pensionistas como contraprestación. El Sí significaba continuar con este camino de sufrimiento, que como el mismo FMI afirma, no tiene sentido en términos de sostenibilidad económica y financiera. En cambio, el No supone un riesgo desconocido, que puede acabar bien o mal, pero que está cargado de dignidad y de la esperanza de poder decidir el propio destino.
«El objetivo de las políticas de austeridad europeas de los últimos años no es ayudar al pueblo griego, sino cometer el doble atentado de rescatar a la banca europea y, con el pretexto de que este rescate es ‘A Grecia’, privatizar el patrimonio estatal»
En medio de la celebración de la victoria, empezaban los movimientos tácticos del gobierno para aprovecharla. El primer ministro Tsipras afirmaba que el No no es un no a Europa, sino la voluntad del pueblo griego de vivir en una Europa mejor. Por otro lado, el ex-Ministro de Finanzas Yanis Varoufakis declaraba que una quitanza de la deuda griega es ahora inevitable y dejaba clara la intención de abrir los bancos cuanto antes. Con este objetivo, el gobierno se reunía con el consejo del Banco Griego para solicitar al BCE la apertura de la liquidez a los bancos a través de la línea ELA. La pelota estaba en el campo del centro de poder europeo.
«La pelota está en el campo del centro de poder europeo»
Desde Alemania no se ha tardado en contestar. El vicecanciller y el ministro federal de economía y energía en el gobierno de Angela Merkel, Sigmar Gabriel, ha declarado que los griegos, con este acto democrático, han roto todos los puentes que quedaban, dejando entender que la salida de la eurozona es lo que les espera
En este contexto el consejo de gobierno del BCE se tiene que reunir hoy para decidir qué hacer con el sistema bancario griego. Si Draghi decidiera cortar el ELA, podría producirse la salida de Grecia de la Eurozona de forma desordenada. Si mantiene los niveles actuales de liquidez sin aumentar la provisión de euros a los bancos griegos, el estrangulamiento y el cierre bancario seguirían hasta que se tomara una decisión más definitiva. La canciller alemana, Angel Merkel, y el presidente de la República Francesa, François Hollande, se reúnen también hoy para valorar este resultado y decidir cuáles serán sus próximos pasos.
La decisión desde los centros de poder europeos es ciertamente difícil, sin ninguna opción buena desde su punto de vista. Para empezar, el gobierno griego ha quedado altamente legitimado a ojos de la población de todo el mundo, y su popularidad es casi heroica en el mismo país. Además, su diagnóstico técnico sobre la insostenibilidad de la deuda y la necesidad de una quita importante ha sido confirmada por el mismo FMI. Se puede suponer que con la publicación del informe en el que el FMI afirma que la deuda es insostenible sin una quita del 30% a tres días de la votación, el gobierno de EEUU votaba No en el referéndum y entraba en confrontación con el bloque pro-austeridad que gobierna la eurozona. La razón sería que EEUU ve un riesgo geopolítico severo en la expulsión de Grecia de forma tan soez de la eurozona. Grecia está situada en un lugar estratégico y los EEUU están demostrando que no quieren que establezca nuevas relaciones estrechas con China y Rusia. Estos países se frotan las manos ante esa posibilidad. De hecho, Rusia ya ha firmado con Grecia un acuerdo para hacer pasar un gaseoducto llamando TurkStream que cruce el mar negro y haga llegar gas ruso a Austria pasando por Grecia. Esto le permitiría cortar el suministro a Ucrania y tener mecanismos de presión militares a través de alianzas con un miembro de la OTAN. China por su lado podría estar interesada en que Grecia usara el YAN como moneda de reserva en caso de que Grecia tuviera que refundar el sistema monetario. Además, en estos momentos la reputación del FMI como acreedor preferencial está en riesgo. La quita y el acuerdo harían posible que la actual situación de impago se resolviera.
Incluso con este posicionamiento americano es muy difícil, sino imposible, que el ala dura de la austeridad europea, se eche para atrás a estas alturas. Los democristianos alemanas han instaurado un discurso centrado en la virtud de la austeridad y la abnegación, que ha permitido la contención salarial en Alemania durante los últimos 15 años. Esta ha sido la base para transformar su economía en una potencia industrial exportadora y acreedora dentro de la eurozona que a la vez ha provocado los desequilibrios que han llevado a la crisis del euro.
Por esta razón es difícil políticamente para la canciller Angela Merkel intentar aprobar un tercer rescate para Grecia, con quitas de deuda incluidas como pide su gobierno y el FMI, después de haber planteado las posiciones del gobierno de Syriza a sus votantes como un gran desafío. Si se echara para atrás, sería seguramente su final político, ya que la oposición interna de su partido, o la derecha populista anti-rescates la harían caer del gobierno pronto. También sería el fin de la austeridad en Europa, y una dosis de moral a los partidos y movimientos de izquierda europeos que se oponen a la austeridad impuesta por Alemania. Esta ala dura no se puede permitir el motín.
Se presenta pues, la dificultad de encajar la necesidad de mantener a Grecia dentro de la UE y de la OTAN- lo que pretende EEUU- a la vez que castigarla por su desafío- lo que quiere Alemania. Reconciliar esas posiciones puede significar el inicio de un periodo en el limbo en el que Grecia quede dentro del euro, oficialmente, pero sin suministros para sus bancos por parte del BCE. Algunas fuentes han llegado a especular que con la publicación del informe el FMI dejaba entender que podría ser el mismo FMI quien financie a Grecia con un nuevo plan de rescate si esta sale del euro, recuperando así su posición de acreedor privilegiado y evitando que profundice sus relaciones con Rusia y China.
Pero si el estrangulamiento financiero sigue, el gobierno se planteará, como ya ha dejado entender, socializar la banca para evitar tener que usar el dinero de los depositantes para rescatarla y empezar a emitir una moneda paralela para poner en marcha el sistema de pagos de la economía lo antes posible. Si eso se produce, Grecia estaría, de facto, fuera del euro, aunque no expulsada ni legal ni definitivamente. Por supuesto, estas restricciones financieras tendrían que ir acompañadas de un impago severo de la deuda. En este caso, los acreedores tienen interés de no boicotear a Grecia y llegar a acuerdos intermedios con su gobierno, ya que si el nuevo escenario no permite a Grecia estabilizar su economía y retornar al crecimiento, su gobierno podría optar por usar la información contenida en el Informe del Comité de la Verdad sobre la Deuda Griega, y aplicar las competencias y argumentos que se mencionan para dejar de pagar la deuda de forma unilateral.
Los próximos días serán determinantes para el futuro de Grecia y de la Eurozona. La crisis y el deterioro del euro siguen. Grecia, sin embargo, haciendo de Dédalo, nos muestra el camino por el cual empezar a salir del laberinto.